jueves, 15 de enero de 2015

Un mal día.

Hay días en los que querer desaparecer suena a poco, días en los que salir de la cama parece ser la decisión más estúpida del mundo y días en los que simplemente seguir respirando ya no tiene sentido.
Pues hoy ha sido uno de esos días en los que todo me ha podido hasta derrumbarme, y creerme, suelo ser fuerte pero los días no dejan de tener 24 horas y a veces parecen ser eternas. Dormir parece una buena solución pero no creo que pudiera hacerlo durante tanto tiempo. La verdad es que cuando viene un día de estos creo que voy en contra del mundo y lo único que quiere este es aplastarme y seguir rodando. Y llego a la conclusión que lo único que consigo de estos días es sentirme como una niña pequeña que llora cuando algo no le sale bien.

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