martes, 20 de mayo de 2014

La tentación.

Déjame pensar que eres como una noche fría de verano, como esa dulce brisa que pasa en un momento asfixiante. Déjame pensar que eres como mi droga, como esa última calada para un drogadicto. Déjame imaginar que eres como mi primer helado de verano, como ese buen sabor de boca. Déjame imaginar que eres como ese tramo difícil de pasar, como el último sprint para un atleta. Déjame decirte que eres como mi juego preferido, como un ludópata con su última ficha. Déjame decirte que eres como mi escena favorita, como el mejor actor de película. Eres mi tentación como para un borracho una botella de alcohol, como el último trago de ella. Eres mi tentación como esas ganas de pasarse todo el día sin hacer nada, como para un koala dormir sus 20h.
Que no hay nadie como tu, eres mi tentación a romper lo monótono y salirme de los esquemas. Eres mi gran tentación, por lo cual también mi mayor pecado. Y he llegado a la conclusión que la mejor forma de librarse de una tentación es caer en ella.

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